Para aquellos que oyen campanas y no saben donde, he encontrado una explicación muy clarita de que es la deflacción y por que es tan mala
La deflación es una reducción de la demanda agregada. Por lo general ocurre como consecuencia de una crisis económica prolongada. El Fondo Monetario Internacional la considera como tal, una vez que la baja generalizada de los precios continúa por más de dos trimestres. Puede suceder de forma natural y progresiva cuando, debido a la escasez económica, el público reduce sus compras provocando una baja en la demanda de productos y servicios, o bien, en muy raras ocasiones, puede ser una medida temporal que implementa el gobierno para tratar de corregir el balance de déficit de pago. Cuando es una iniciativa gubernamental las estrategias más frecuentes son el aumento de los impuestos y la reducción del gasto público.
Es importante diferenciar la deflación de la desinflación. Esta última es simplemente una reducción en los índices de aumento de los precios sin que llegue a ser negativa. Es una reducción de la velocidad con que los precios crecen. Así pues, la desinflación, a diferencia de la deflación, tiene consecuencias positivas para la economía. Cuando ocurre una desinflación no decrece el valor de los bienes sino que aumentan de manera moderada.
¿Qué sucede en una deflación?
Aunque a primera vista pareciera que la deflación beneficia al consumidor por la baja de precios, en realidad, ya que es una inflación negativa, es tan riesgosa (o más aún) para la economía como la inflación. Lo anterior sucede puesto que, si la caída de los precios persiste durante mucho tiempo, se genera un círculo vicioso difícil de romper: los comerciantes bajan sus precios, los consumidores dejan de comprar en espera de mayores descuentos, las compañías dejan de producir, lo que acentúa la depresión económica.
Una vez que la deflación se instala, es muy difícil salir de ella porque tiene un efecto directo sobre la mentalidad de la población que la alimenta: los consumidores dejan de comprar bienes de alto costo como automóviles o casas porque saben que cada vez serán más baratos. Si por ejemplo, usted planea comprar un automóvil valuado en $150,000, en tiempos de deflación sabe que lo más probable es que en 6 meses pueda adquirirlo por $140,000, así que pospone su compra, contrario a lo que ocurriría con la inflación. De este modo el círculo se vuelve prácticamente indestructible.
Entre las principales consecuencias negativas podemos destacar:
- Aumento del desempleo. Si las empresas se ven obligadas a bajar los precios de sus productos, tenderán a prescindir de sus empleados en un esfuerzo por mantener el negocio con la menor cantidad posible de pérdidas.
- Baja en el valor de las propiedades. Puede suceder que en una deflación severa los bienes muebles e inmuebles tiendan a reducir su valor en el mercado. Por ejemplo, si gracias a un descenso en la demanda de automóviles, las agencias bajan sus precios, nuestro vehículo personal también perderá valor en el mercado. Lo mismo sucede o puede suceder con nuestras casas, terrenos, locales comerciales y otros bienes.
- Incremento en el valor de las deudas. Si nuestros activos bajan de precio, en proporción, el balance de nuestros pasivos es mayor.
Por fortuna, las deflaciones prolongadas no son muy frecuentes puesto que se requiere de una verdadera depresión económica para que ocurran. Por lo general, los gobiernos toman medidas preventivas contra este fenómeno tales como:
Política monetaria: reduciendo al mínimo los tipos de interés y aumentando el dinero que circula.
Política fiscal: aumentando el gasto público para estimular la demanda.
¿Qué podemos hacer para combatir la deflación desde nuestras finanzas personales?
Aunque la deflación es un fenómeno complicado, la realidad es que si la población en general lo visualiza como una situación temporal y no como un estado permanente, se puede salir de ella y obtener algunos beneficios.
No debemos aferrarnos a la idea de que los precios seguirán cayendo en una espiral infinita, porque esta conducta, como hemos visto, perpetuaría la deflación y conduciría a una depresión económica severa. Lo que podemos hacer es planear nuestras compras con cuidado y aprovechar a tiempo la baja de los precios. Aún cuando le parezca que está perdiendo al comprar un producto que quizá dentro de dos meses costará menos, debe pensar a largo plazo y saber que si todos continuamos haciendo circular nuestro dinero la economía recuperará su cauce y los precios volverán a elevarse.
Algunas estrategias que podemos seguir son:
Continuar con nuestros patrones normales de consumo. Como hemos visto a lo largo de este artículo, cortar el consumismo de tajo es una estrategia contraproducente en periodos de deflación.
Pagar nuestras deudas. Ya que en una deflación prolongada nuestras deudas tienen un valor comparativamente más alto que nuestros bienes. Conviene liquidar nuestros pasivos lo antes posible.
Diversificar nuestras inversiones. Otra estrategia útil puede ser diversificar el dinero que tenemos invertido. Si nuestro país sufre de deflación, conviene invertir una parte en acciones internacionales, tener dinero en efectivo y comprar bienes raíces, que, a largo plazo, aumentarán su valor.
Lo más importante es ser pacientes y mantener nuestro nivel de vida y consumo muy similar a la normalidad para evitar fomentar el temido círculo vicioso de la deflación.
La información del artículo se basa en las siguientes fuentes de información:
Siegel, Joel G. Jae K. Shim y Stephen Hartman. Dictionary of Personal Finance. Nueva York: Macmillan Co., 1992.
Aguer, Mario y Manuel Ahijado (editores) Diccionario de economía general y empresa. Madrid: Pirámide, 2003.
www.forbes.com/2008/10/29/stagnation-recession-deflation-oped-cx_nr_1030roubini.html
allfinancialmatters.com/2008/12/04/whats-the-deal-with-deflation/
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